Cambios futuros, cambios pasados

Un día como hoy, hace 40 años, fue asesinado en Bolivia Ernesto ‘Che’ Guevara. Hoy todo el pueblo de Cuba conmemora el aniversario de su héroe particular, que los llevó a la victoria contra la dictadura de Batista. El comandante en funciones, Raúl Castro se dirigió ayer a los cubanos comentando que “durante los 90, la figura del Che ha sido el estandarte de nuestra resistencia y lucha, hoy su leyenda debe de ser la imagen del cambio, tanto conceptual como estructural”.

Algunos se preguntan: ¿qué cambio?, ¿el mismo que el gobierno realizó tras las muerte del ‘Che’ al desechar sus ideas y valores, y mostrarle al pueblo sólo el carisma de un líder que los llevó hasta la victoria, dejando atrás lo que le había hecho grande, sus pensamientos? A otros, mientras tanto, la esperanza se les terminó algún tiempo, y decidieron buscarla en lugares lejanos a su tierra. Desde que Fidel padece su enfermedad, se han desatado miles de rumores sobre su sucesor, que en principio debería de ser su hermano Raúl. Los mismos cubanos que habitan en la isla caribeña, se preguntan en su interior que pasará cuando la figura carismática de Fidel caiga. Si ni siquiera el mismo comandante en jefe ha sido capaz de reemplazar a Ernesto Guevara como líder y salvador del pueblo cubano, algunos creen que Raúl durará mucho menos, y que ni siquiera alcanzará la mínima cota de carisma necesaria para tener acceso a la credibilidad y confianza de su gente. Puede que el cambio que él citó ayer, se produzca cuando este tome el poder definitivamente, o puede que cuando deje el cargo poco después, si es así que sucede, dando paso a ‘nuevos aires’.

La revolución cubana se tambalea, el gobierno necesita la figura del ‘Che’ continuamente para afianzar su postura, la figura que ellos modificaron a su antojo, para satisfacer sus ambiciones de poder. La revolución cubana corre el peligro de desaparecer, y con ella sus valores de resistencia al capitalismo voraz. La lucha contra lo desafiante es aceptada, pero todo pueblo necesita un cambio de vez en cuando, todo país necesita el progreso, cualquier meta por lejana que esté, y la mentira nunca puede ser la base que sostenga los sueños y deseos de una tierra con tanta historia, una tierra que ha sufrido a tantos invasores, una tierra que ha soportado el asesinato de su líder, el que los llevó al triunfo, dos veces: el asesinato físico y el político por sus propios camaradas.

Ellos se pueden colgar insignias y medallas, pero la historia no cambia. Las opiniones cambian, los sueños cambian, las metas cambian, las personas cambian, pero los hechos no. Lo que sucedió no lo puede cambiar ni siquiera la madre naturaleza. Algunos caerán en los brazos de su discurso como inocentes caen en las guerras, pero otros se dan cuenta de lo que el poder hizo; el poder aniquiló a uno de los líderes más importantes de la historia de la humanidad, el que cambió la historia de Latinoamérica para siempre, y su revolución, desafortunadamente, fue absorbida y tragada por el hombre contemporáneo, el hombre perdido que busca su identidad y su lugar.

“Hasta la victoria siempre”.